Como solo él podría hacerlo.

Quiero en este reducto, plantear una cuestión puramente subjetiva:

Hoy lo hizo; me miró de nuevo de esa forma tan sutil que solo él sabe hacer. Causando en mi una exquisita sensación caliginosa de ensoñación y delirio. Era extraño, siempre que mi mirada interceptaba la suya, sentía ganas de echarme las manos a la cara y llorar, llorar mucho. Pero también de reír, de reír y sonreír hasta que me llorasen los ojos de puro júbilo, solo de saber que existe y que es real...y que está tan cerca y al mismo tiempo tan lejos de mi. Dos sentimientos encontrados que pugnan por saber, si habrá algún día uno que prevalezca sobre el otro. 

Para mi él es un ser mágico, alado y místico; "sencillamente" diferente y superior. Pero hay un lugar concreto en su persona que irradia más energía mágica que ninguna. En esta ocasión no haré alusión a la forma de sus labios, ni a la suavidad aterciopelada de su voz, ni siquiera a esos caracoles rubios que tanto me gustan en su pelo. Hoy hablaré de sus ojos: el espejo del alma. La mayor parte de su esencia se encuentra ahí, tan perceptible y real como nosotros mismos.  

Se trata de una mirada intensa, directa y llena de pensamientos que viajan fugazmente y que se estrellan en forma de diminutos reflejos de luz en la cornea de sus ojos claros. 

Adoro como mira, parece que todo cuanto le rodea es importante para él, dándole a cada cosa su oportuna atención e interesándose por ellas. Él es un Dédalo habido de saber, pero con mucha mas conciencia que dicho personaje al que acabo de citar. 

Me gusta observarle cuando él no sabe que estoy cerca, cuando no piensa que le pueda estar prestando tanta atención en mis pensamientos. Pero la forma en la que me mira, en fin...para mi supone un enigma. 

No sabría decir con exactitud que es lo que veo en sus ojos. 

Probablemente lo siguiente que valla a decir suene a paranoias de chica adolescente enamorada pero...

A veces pienso que le intrigo. En ocasiones pienso que él sabe lo que yo siento, lo que yo he intentando no mostrar con todas mis fuerzas, pero que al parecer no he sido capaz. No soy tan buena actriz. 

Algo en mi SABE, que él lo SABE...y eso hace que me hierba la sangre y convierta la ternura en un volcán en erupción, pues lo último que siempre he querido, es que lo supiera. Pero hay muchos factores que al parecer indican todo lo contrario. Uno de ellos: es su mirada.   

Él hace que pierda mi compostura, mi templanza, mi tibieza...mi naturalidad. Cuando está cerca, mi yo, solo es él. Lo es todo.

Tan solo un segundo nada mas cruzarnos en aquel pasillo, fue bastante para reflexionar sobretodo esto.

Y ésta el la dichosa realidad: ¡que él me hace sentirme débil! Y la debilidad no forma para nada parte de mi, esa no soy yo, esa palabra no está en mi diccionario, aunque Alba insista en lo contrario. Él me puede, él me vence y me anula con una sola mirada y no es justo para mi. Eso me frustra, me frustra el saber que ni siquiera lo hace intencionadamente. Por todo ésto que me hace sentir, mas bien padecer, podría decir con poco convencimiento y con acritud que...él es mi antiheroe, ...es el antagonista de esta triste historia de amor que no terminará en nada más que en palabras de esta melancólica Piscis. 

Mis emociones hacia él, hacen que sea el amante-"odiado" contra el que no puedo luchar...o quizás,  y lo mas probable de todo sea que....no quiero hacerlo. Pero de ser así: ¿Sería tan cruel el sino de hacer esto con migo? 
Sabe, mi silencioso ángel de amor; si pudiera escoger lo que sueño, lo haría siempre y en todos momentos contigo...aunque nunca supieses que estoy ahí. No me importaría velar tus sueños en la distancia para que supieras que jamás me cansaré de quererte y de amarte así. Y te diría en suaves susuros una y otra y otra vez:

<<Por una mirada, un mundo, por un sonrisa, un cielo, por un beso...¡Yo no se qué te diera por un beso!>>