El mundo real... es solo para aquellas personas... incapaces de imaginarse algo mejor.

sábado, 8 de enero de 2011

C.B


Todo era perfecto; elegante, sofisticado, romántico por la cálida luz de las velas.
No faltaba de nada, incluso estaba el exquisito detalle de la música ambiental.
Mas aun rodeada de encantadora gente, algo...desde el principio me dijo que aquello iba a ser jovial y desolador. Yo, estaba allí expresamente para hacerle feliz, no había otro motivo que me condujese a esa fiesta.
A pesar de que me lo pasé soberbiamente, noté que algo dentro mi sentido corazón, amenazaba con manifestar su presencia a flor de piel. Sentí cómo nuevamente una punzada me descalabraba el pecho. Acaeció en un momento puntual del festejo. Entonces fue muy repentino; era como si de pronto todo se hubiese vuelto a cámara lenta para dejarme ver con total claridad... lo que estaba pasando y yo no quería ver, ni creer. El rítmico latido de mi corazón me retumbaba en los oídos de un modo especial...de una manera definitiva, como si aquello fuera un aviso. Como cuando una persona está sufriendo un ataque al corazón y escucha sus últimos latidos. Uno...Dos....Tres....él no sabe en que momento cesará la cuenta, pero sabe que no durará mucho mas. Esas punzadas doloras que determinaran un fin...las he sentido....pero de otro modo. Una amistad que desde el principio supe que no duraría para siempre, supe que no había una clara esperanza, y es que lo cierto es...que la distancia hace el olvido. Nunca puedes prometer que no olvidaras al alguien ...sobre todo si sabes que hay promesas que no dependen de ti que puedan o no cumplirse. Porque el ser humanos se forma de uno mismo...y de sus circunstancies, circunstancias que muchas veces por nuestra manceba edad se nos escapan de las manos.
No sé con exactitud cuantas punzadas definitivas he sentido, pero sé cuando empezaron...sé que no me quedan muchos avisos para sentir el fin de todo esto. Sé también con total y doliente certeza que le voy a perder....por no decir que ya no queda esperanza.
Y aunque me duele... tengo que asumir que él ahora tiene una vida  y amigos de verdad, que bien sabe el cielo que no hay nada que me haga mas feliz. Pero...no es esa la razón de mi amargo sabor de pecho, sino saber que el objeto de su felicidad, es también el de mi consternación.

Nuestra amistad es como un lazo roto cuyas dos mitades resisten en separarse por la fuerza de un brillante hilo que se niega a permitir que esto ocurra... será la esperanza, el afecto, el sentimiento, la estima, que este sensible corazón anegado de emociones te procesa. 

1 comentario:

  1. Manuel...el que conozco? Manuel...el de la obra :)?
    A mí me pasa algo parecido :)
    Tengo ganas de verte!

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