El mundo real... es solo para aquellas personas... incapaces de imaginarse algo mejor.

lunes, 3 de octubre de 2011

Fragmento de una historia


[...] Su boca descendió lenta, cálida y húmeda sobre mi piel morena.
Era tanto el calor que sentía, y el desbocado latido de nuestros corazones, que acerqué de nuevo su rostro al mio; asiéndolo por su ondulado cabello claro, con innecesaria, pero a la vez morbosa violencia. 
Lo hice para poder intoxicarme con el febril aroma de nuestro deseo mutuo, deseaba que me pasara su energía, toda su fuerza.
A cada instante la tensión se acrecentaba, cada vez que mi pecho rozaba el suyo, creía que me haría arden como una frágil hoja de papel fino. Nuestros cuerpos, encendidos por el deseo sentían urgencia el uno del otro.  Nada ni nadie podría avernos parado. Pues cuando la pólvora entra en contacto con el fuego, es imposible detener la reacción siguiente: una explosión. 
Entonces todo cambió, y la oscuridad dio paso a una noche azulada en la que ambos aparecimos tumbados en el bosque; a la orilla de un rió  cuyas piedras, no eran guijarros; sino perlas del tamaño de motas de arena. 
Los arboles se alzaban vigorosos y esbeltos a nuestro alrededor, con sus tupidas copas bañadas por la luz de la luna llena. 
Este fue un detalle que él parecía ignorar por completo, la repentina aparición del bosque y el río no aplacaron su hambre de mi. 
Sus largos y finos dedos se alzaron hasta mis hombros, y allí, con una sutiliza impropia del momento, tiraron de dos pequeñas cintas azules haciendo caer mi blusa, y dejando mi pecho totalmente desnudo.
Tampoco mis manos vacilaron cuando comenzaron a desabrochar los botones de su camisa... y fue entonces cuando el pecado se hizo carne[...]

2 comentarios:

  1. Me gustó mucho, escribes muy bien. Es un fragmente super caliente, me gustaría leer mas de ese libro.

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